No soy una de esas personas que se obsesionan con los lentes o las nuevas cámaras, he tenido la misma cámara fotográfica desde el 2010, una Canon 7D que ni siquiera es full frame y tres lentes de ellos dos son fijos y un zoom.
Hace algunos años cuando empecé a fotografiar por diversión más que por nada más, no tenía mucho dinero para gastar en lentes o accesorios. Mi Sony alpha 200 y un lente muy básico del kit era todo lo que tenía y era más que suficiente. Poco a poco fui entrenando mi ojo, vivía en flickr viendo fotos y leyendo de las experiencias de otros fotógrafos. En algún lugar del internet leí que todo fotógrafo debería poseer un 50mm, y entonces me puse a la tarea de encontrar uno que pudiera pagar.
Así fue que después de una búsqueda extensiva en el internet, encontre que se podía pagar una fracción del precio por un lente de los 70s u 80s, que solo sirven en modo manual, y que son mejor construidos que la mayor parte de los lentes actuales.
El Minolta Rokkor MC 50/ 1,4 es un lente de los años 70s, bien construido, la primera vez que lo tuve en mis manos y vi el vidrio fue cuando me di cuenta que realmente ya no hacen las cosas como antes. En términos técnicos es un lente rápido, con un bokeh suave incluso en 5,6.
Para mi la verdadera magia sucede cuando está abierto en 1,4. De pronto la imagen tiene una textura, un algo que le da vida, muy diferente a lo que nos da un lente actual. Las imágenes no siempre son claras, están en el mundo de la fantasía.
Y después de muchos años después sigo usando este lente cuando quiero algo especial, y de alguna forma se ha convertido en parte de mi repertorio y de mi estilo.
No siempre quiero ser la directora de fotografía que hace imágenes surrealistas y de sueño, a veces quiero ser más comercial, más luz, más directa, pero de cualquier forma siempre vuelvo a este lente, tal vez soy una romántica.
Para mí los lentes y las cámaras que usamos son herramientas para contar las historias que queremos y la elección de lentes puede ser tan decisivo como lo que pongamos frente a él.
Lo mejor de este lente es que es accesible, no me costó más de 100 euros. Sigo buscando más lentes fijos de la línea Minolta Rokkor porque son maravillosos y tienen un carácter que ya no se fabrica.