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Cuando no saltar es más doloroso que quedarnos en el filo

Hace poco tiempo escribí un post de: ¿Qué harías si el cielo fuera el límite?, y siento que tal vez debo de hacer una aclaración para los lectores y en cierta forma para mi misma. En ese post hablaba de cómo el miedo nos hace no vivir la vida que nos merecemos, el miedo a fracasar o el miedo de no ser adultos funcionales.

 La reflexión ha continuado en estos meses y debo aclarar que mientras creo que las ideas que escribí aplican 100% a mi vida también hay algo que no tomé en cuenta. Cuando decidí escuchar a mi corazón sucedió algo, acepté ese llamado con sus consecuencias.

Entonces creo que debería de preguntar también: ¿Qué harías, que no importaría si fallas?

En mi caso muy específico eso era obvio porque para mi contar historias es como respirar, es cuando me siento mi yo más auténtico, no siento que estoy intentando ser nadie más. La adrenalina que siento cuando estoy creando una nueva historia me hace querer seguir, es divertido, es como saltar de un acantilado. La caída se siente maravillosa.

Ahora que la caída me ha dejado con un par de huesos rotos eso es otra historia, pero cuando pensé que el proyecto del cortometraje no iba a funcionar ya, primero me sentí aliviada y luego muy triste, fue entonces que me di cuenta que no importaba si lo que creaba era algo para archivar, pero necesitaba hacerlo. Así fue que no lo abandoné y siento que fue lo correcto.

La vida está llena de fracasos, y el miedo que causa fracasar es algo que nos han infundido desde la más tierna infancia. El sistema educativo nos enseña que no debemos fallar. No puedo pensar en algo más erróneo, es necesario fallar, es más bien indispensable para crecer y aprender. Ir en contra de algo que se nos ha inculcado tan persistentemente y durante tantos años no es fácil.

Aún así siento que me falta un largo trayecto de fracasos antes de empezar a ganar algunas victorias, eso es normal y es también difícil de asimilar en un mundo donde queremos que nos recompensen al instante.

Celebro mis pequeñas victorias, celebro que he dejado de esconderme tras la fachada de la fotógrafa, o de la diseñadora. Celebro mi primer guión filmado, celebro a la gente que no le importaron los riesgos y me apoyaron. Ese es el combustible para seguir adelante.

¿Entonces cómo decidir si hemos de lanzarnos al vacío?

Brené Brown en una de sus entrevistas lo dijo muy claro: Cuando no saltar es más doloroso que quedarnos en el filo.  cyndi_caviedes_venecia

 

 

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