Hace más de un año que escribí sobre nuestro día y no puedo evitar pensar lo mucho que han cambiado las cosas, hoy no fue un día que tal vez recordaría particularmente en el futuro. Pero hoy en medio de mi café de la tarde con mi libro en la mano, me di cuenta que sí efectivamente estaba en la mitad de la tarde, leyendo, no 1 página, sino un capítulo completo, mientras mi hijo estaba acompañando a su papá que estaba tirado en el sofá cual largo era. Pequeñas victorias en esta vida de ser padres, no parecerá mucho, pero se sienten como pequeños milagros.
Fue un domingo tranquilo, sin muchos planes, estoy con mi periodo, cansada y adolorida de todo el cuerpo. Me levanté a las 7:15 de la cama, aunque en realidad Benjamín ya no toma casi leche de noche y por fin después de casi 3 años está durmiendo bastante bien, se despertó a las 5:30 a pedir leche, sí todavía le doy de mi leche, a veces siento que ya no sale, pero luego me sorprendo cuando lo escucho tragar y tragar y le queda leche en el resquicio de la boca. Después de tomarse su leche logra dormirse un ratito más pero a las 6:11 ya está despierto, claro pide de nuevo leche y se la doy, pero en realidad sé que no se dormirá mucho más, diez minutos después pide ahora leche de vaca: leche aso (leche en vaso). Le pregunto, aquí o abajo. Temo un poco que diga unten, que pronuncia nten, sin decir bien la u, abajo en alemán, pero por suerte dice aquí, y señala la cama. Le pido a mi esposo que sigue dormido que le traiga la leche, por suerte no lo tengo que convencer, y me deja cerrar los ojos otro ratito. 2 minutos antes de que suba el papá con la leche Benjamín se da cuenta que papá ha bajado sin el y se siente muy molesto, empieza a decir papa nten nten. No tardo en asegurarle que ya sube su papá cuando aparece mi esposo en la puerta. Lo tenemos que convencer de que se tome la leche acostado en la cama, acepta a regañadientas, y hace que su papá sostenga la botella de leche de vaca. Se la toma y yo me vuelvo a dormir. Son las 7:15 de la mañana, me despierto porque escucho a Benjamín y a mi esposo hablando. Mi esposo le advierte que deje a Hans, nuestro perro de 6 años, que no es el mejor perro para niños pero que por fin parece haberse amigado con el peque. Aún así es temprano y Benjamín que ya claramente está aburrido, se bajó de la cama y empezó a jugar con los perros aunuque a ellos no les guste. Finalmente Hans harto le lanza la mordida, Benjamín no llora, en realidad no lo muerde y el sabe que solo es una advertencia, pero deja al perro. Yo me levanto enseguida cuando escucho el alboroto, lo siento en la cama y le pregunto donde lo mordió. El está triste, apenado, y no me dice nada solo se ve sus manos. Está cabizbajo. Me muestra por fin después de preguntarle varias veces la manos que le “mordió”, no tiene nada.
Logro vestirme, un pantalón comodo lila, y mi camiseta nueva de Puerto Vallarta, pero hace frío y me pongo un fleece color rosa encima. Ayer me cortaron el pelo y me siento un poco trasquilada, pero también me siento que me va bien el nuevo corte. Benjamín no quiere sentarse en su nica a hacer pipi. Hace 2 meses le quitamos el pañal, y contra todo pronóstico, fue mucho más fácil de lo que esperaba.
Tengo que llevarme a la parte de abajo de la casa todos los juguetes de Benji y además su ropa. Hoy le pongo un pantalón color vino, como mallas porque desde que dejó el pañal todos los pantalones se le empezaron a caer y me tocó ir a buscar nueva ropa, en eso aproveché y le compré unas mallas rosas y vino porque tenía semanas pidiéndome un pantalón rosa. Trae también una camiseta de manga larga con un camión y sus botas color café estilo uggs que me encantan.
La idea es desayunar rápido y salir a casa de mis papás para poder luego nosotros ir a desayunar. Desayunamos lento, no rápido. Benjamín insiste en todo momento que su papá le de de comer, no lo quiere dejar hacerse su café y cuando empieza a perder la paciencia mi esposo decide pedirme bubi. Y si ahora lo dice así bubi bubi. Mi esposo le dice frustration juice y yo no sé si quiero ahorcarlo o reírme cuando dice esas cosas, supongo que un poco de las dos.
Me siento frente a la mesa y le doy el seno, mientras intento comerme mi pan y mi café, es casi una hazaña que pueda detener al muchacho de 13 kilos y la taza de café al mismo tiempo y además no regarle nada encima.
Eventualmente le logramos terminar de dar de desayunar y me lo llevo a lavar los dientes, pero claro antes de eso hay una negociación de cuanto puede jugar con su papá y sus carros. Le lavo los dientes y se deja, no hay peleas, increíble pero a veces pasa. Luego intento peinarlo y eso ya no me lo permite. Empieza a gritar papa papa, y no puedo peinarlo, solo logro con las manos mojarle un poco los risos rebeldes que están más hermosos que nunca. Me alegro demasiado no habérselos cortado.
Yo logro peinarme, maquillarme y me cambio de ropa porque la camiseta de Vallarta es demasiado ligera para la fría mañana quiteña.

Salir de la casa parece siempre una tarea épica, tenemos que sacar a los perros, intentar que Benji se ponga zapatos y salir por la puerta casi me da un ataque al corazón. Finalmente con 2 maletas 1 de ellas de juguetes, cambios de ropa, snacks, salimos son las 9:35. Mejor que ayer me digo y me felicito. Ayer nos tomó 3 horas desde que despertamos hasta que salimos de casa hoy solo 2.
En el auto escuchamos la canción en repeat del mes que ha sido Death Club City o DCC como le dice mi precioso, y si lo dice di, ci, ci. Y la pide. La cantamos en el auto los tres, respiro tranquila y feliz. Siento que estos son los momentos por los que todo vale la pena, los tres en el auto cantando felices.
Llegamos a casa de mis papás, en la puerta de la casa salen a recibirnos mis dos papis. Hoy mi papi trae la camiseta del Tour de France de color amarillo que le traje hace muchos años y está intacta y le queda hermosa pienso, pero olvido decírselo. Saludan a Benji y luego a nosotros, el marido está bien vestido con su camiseta lacoste color cielo que le queda espectacular y su pelo suelto, largo, que necesita un corte, pero me hace pensar en cosas que no puedo escribir en este blog.
Entramos a la casa y ya enseguida Benjamín toma de la mano a papá y a la abu caro para llevarlos a la sala de estar y empezar a jugar. Yo me voy a la cocina con mi papá y converso un poco con él sobre nuestro posible viaje. Luego subo a despedirme de Benjamín pensando que va a llorar y querer que no me vaya, pero para mi sorpresa dice mama weg, y me hace a un lado.
Le doy un beso en la cabeza y después de otros 5 minutos de conversa con mi papi, sobre la comida y otras cosas logramos con el marido salir a “desayunar”.
Durante el desayuno planeamos nuestro viaje, peleamos sobre cuanto gastar en alojamientos, vemos 10 hoteles en Paris y no nos gusta ninguno.
Termino exhausta y con dolor de cabeza. Pagamos el brunch, huevos benedictinos, smootie, café. Compramos un poco de pan y salimos hacia la casa de mis papás, son las 11:45. 2 min después suena el teléfono, mi mamá preocupada dice, no te vayas a asustar y yo intento no entrar en pánico cuando escucho a Benji llorando. Me dice es que te quiere a ti.
Logro decirle que ya vamos y el teléfono se cuelga. Llego y veo su carita asomando por la barda de ladrillo visto con mi mamá cargandolo. Cuando por fin me acuesto con él y nos quedamos dormidos los dos, el en mi brazo después de tomar su leche, siento que esto es mejor que cualquier otra cosa en el mundo.

Al despertar le damos de comer, come en la mesa con todos. Pienso que grande que está, come lo que comemos los demás aunque se lo cortamos chiquito. Vemos muchos episodios de Bluey mientras le ayudo a mi hermano a pedir un chaleco por internet. Eventualmente le pido a mi mamá pastillas para el dolor, y es que el dolor y el cansancio son tremendos.
Solo quiero ir a mi casa y descansar. Me imagino en el parque de nuestra casa, con los perros y nuestro niño. Y sí así termina un poco nuestro día. Regresamos a casa, sacamos a los perros, jugamos en el parque, corro con los brazos abiertos y me siento viva, me pregunto porque las otras mamás no salen a jugar con sus hijos al parque, sigo corriendo y me deleito en la risa de mi niño, lo cargo y le hago cosquillas. Hans me lame la cara y por un momento aunque estoy cansada estoy tan feliz.
No logramos dormirlo sino hasta las 8:45, y en ese momento que ya tengo la casa para mi sola, solo siento que he tenido un día maravilloso.
