Sueños, quién no tiene uno? Pero realmente cuantos son los que se atreven a vivirlos.
Para los que pasan por aquí por primera vez déjenme contarles, soy una soñadora empedernida, pero ser soñador es solo la mitad de la historia.
La verdad es que era una soñadora renegada, como muchos otros. Solía odiarme por tener ese sueño, sentía que tenía un hueco en el pecho todo el tiempo, y yo sabía que era ese sueño mío, un sueño roto. Intenté ignorarlo, olvidarlo, “curarlo” con ocupaciones, con ambiciones, con otras recompensas, pero mi sueño, roto y mal trecho se rehusaba a morir. ¿Por qué no me dejaba vivir? Sentía que estaba enferma.
Pero quien era yo para perseguirlo, quien era yo, tan pequeña en el universo, tan infantil, tan superficial? No me había dado permiso de pensar en mi sueño, y cuando alguien me preguntaba sobre él contestaba que era muy tarde para mi, tenía 23, eso no era para mí. Yo estaba viviendo mi vida según lo que el resto pensaba era realista.
Para darle un poco de paz a mi alma, me doy permiso de buscar alivio, nada grande, admito que necesito cantar para vivir, admito que no me siento incompleta, que sin música en mi vida me siento vacía. Es el hueco en mi pecho. Dios, el universo o como ustedes le quieran decir actúa en formas misteriosas, es verdad, de pronto en menos de 2 semanas de hacer esta confesión estoy cantando en un nuevo coro, la música ha regresado milagrosamente a mi vida y siento que puedo respirar mejor, soy un poco más feliz, estoy más cansada que nunca, batallando trabajar, estudiar y aún así ir a cantar es lo que más espero de mi semana.
Mi sueño es cantar, cierro los ojos y veo el micrófono delante mío, la gente en el público, las luces del escenario brillan, estoy ahí parada y no tengo miedo, de hecho estoy eufórica, con lágrimas en los ojos.
Así que continuo mi vida, ignoro que he tomado un paso en la dirección adecuada y sigo negándome lo que realmente quiero, pero por lo menos ya no estoy atormentada. Los meses pasan y no dejo de sorprenderme de lo que pasa, de pronto estoy en la mitad de la habitación, micrófono en la mano y tengo que cantar enfrente de toda esa gente, mi primer solo. No se que es peor, que me haya ofrecido voluntariamente, o esa sensación de que me voy a desmayar. Y sin importar lo horrible que yo crea que salió, de pronto hay más gente en la habitación, excepto que no es una habitación sino un auditorio, sin yo misma darme cuenta me había convertido en la solista principal. Pero antes de estar parada ahí, tengo una casual gripe y pierdo la voz una semana antes. Cualquiera pensaría que mis sueños estaban haciéndose realidad, pero yo intentaba negarlo con todo mi ser.
Aún después de esto yo no podía admitir lo que quería, pensar en querer perseguir ese sueño era como pensar en arrancarme las entrañas, ¿Cómo me podía atrever? Mi ego no me daba tregua.
Y entonces algo maravilloso pasó, algo que no esperaba, encontré un libro, “The Artist Way” de Julia Cameron, un libro que te ayuda a desbloquear a tu artista. Lo compré pensando en mi fotografía y en los videos y en todos los tips creativos que podía recibir. No podía imaginar que estaba a punto de verme claramente por primera vez en muchos años.
Comencé a llevar un diario, en el que todos los días escribía cualquier cosa que se me ocurriera, 3 páginas diarias de terapia. El diario tiene que ser completamente privado, es tu santuario. Al principio escribía tonterías, preocupaciones mundanas, tengo que acabar mi tesis, y el trabajo es así y las compras de la semana, etc; pero pasada una semana empecé a sentir que una voz en mi interior me hablaba, así que escribí lo que esta voz me decía. Esa voz es mi verdadero yo, había estado escondido, asustado, pero con cada día que escribía se hacía más fuerte. Me empezó a decir “quiero ir a comer helado”, y me daba permiso, iba a comer helado sin pensar en las calorías o el dinero. Quiso un libro nuevo, ver una película vieja, comprar flores para adornar la casa. Y con cada paso hacia cuidarme a mi misma me sentía mejor, más concentrada. Un día me pidió una guitarra. Para entonces estaba bastante entrenada para saber que hacer pero lo que no vi venir fue que de pronto el universo me había escuchado, de pronto mi novio me quería comprar la guitarra cuando pasamos junto a la tienda de música del barrio, en twitter me escribieron ofreciéndome un curso online. Fue mucho para mi, había hecho eso que tanto temía mi sueño había tomado control de mi vida, y si fracasaba miserablemente? Así que deje de escribir mis páginas y me concentré en ganar dinero y pagar cuentas, acabar la universidad.
Yo tocando la guitarra, escribiendo canciones, solo pensar en eso me hacía hiperventilar. No se hable más del asunto.
Lo gracioso de todo es que mi yo verdadero se había fortalecido tanto que no me iba a dejar abandonarme de nuevo, habíamos llegado muy lejos. La idea de la guitarra se quedó conmigo.
Pero no me di permiso hasta ahora. Hace 4 meses mis papás me regalaron mi primera guitarra. Cuando pienso en el momento en que toque la primera nota es como si estuviera encontrándome con una vieja amiga, me había estado esperando tanto tiempo, es como si me hubieran devuelto un brazo o una pierna.
No les voy a mentir, apesto tocando la guitarra, tengo más días malos que buenos, por ahora no me puedo pagar lecciones así que estoy aprendiendo de forma autodidacta, y es difícil, me duelen los brazos y los dedos pero no lo cambiaría por nada. Haciendo uno de los ejercicios del libro escribí poemas de nuevo después de muchos años, y cuando pude tocar un par de notas le puse música a mi poema. Et voilá.
Escribo esto para todos los que tienen un sueño, para decirles que no lo entierren, que no lo ignoren, si dan un paso en la dirección adecuada el universo responderá de formas que ni se imaginan. Pero también lo que me hizo escribir esto es decirles está bien no ser bueno, está bien tomar malas fotos, quemar las ollas, cortar ropa chueca, escribir con faltas de ortografía. Nadie nace sabiendo, nadie es perfectos, todos estamos en este viaje, la vida es tan corta, entonces por qué desperdiciar otro minuto más negándonos las cosas que nos hacen felices.
Soy feliz tocando entrecortadamente esa canción, cantando a media voz mientras mis dedos se atoran en las cuerdas, grabando mis torpes avances. Acabo de escuchar una charla de alguien que paso por todo esto y es ahora feliz y exitoso, pero yo quería escribir ahora que no soy exitosa, ahora que simplemente he tomado el primer paso hacia mi sueño, no se si me tome el resto de mi vida, pero ahora no voy a ignorarlo.
Nunca pensé que iba a aprender a tocar un instrumento (intente tocar el piano y no funcionó), menos atreverme a escribir música, y aquí estoy con toda la vida por delante para fracasar mucho y tener pequeñas victorias.
He llegado a la conclusión: uno solo sueña lo que realmente puede alcanzar, pero bueno mis credenciales solo son mis experiencias y pueden estar en desacuerdo conmigo.
P.D. : Gracias a los que aguantan mis serenatas de guitarra en casa. Algún día espero que esta sea la portada de un disco.
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