Mi casa en el número 37 de la Cuturpilla huele a tortillas. Hace más de 15 años mi mami se lanzó a la aventura de creer en sus sueños y no miró nunca hacia atrás. La historia no empieza en ese momento, durante años mi mami, Carolina Olmedo, había rescatado de sus memorias de niña en Chicontepec Veracruz las formas de la nixtamalización. Su amor por su cultura la llevaron a indagar en su legado, pero fue su visión empresaria lo que la llevó a hacer de lo que ama una forma de vida.
Este verano he investigado en las memorias de mi madre, mirándola con ojos diferentes, llenos de curiosidad por descubrir cómo en la peor época económica del Ecuador ella logró empezar un negocio y tener éxito. Mi mamá es la prueba viva de que sin importar los obstáculos, siempre hay una forma de salir adelante.
¿Qué encontré?
Haz lo que amas y hazlo lo mejor que puedas
Creo que parece trillado, lo escuchamos todo el tiempo, pero se dice tanto porque tal vez hay una evidencia grande de que cuando haces algo que disfrutas te va mejor en la vida. Mi mami definitivamente se divierte, ella dice que ahora ya no trabaja, que solo se divierte, y siento que esta forma de vivir es clave cuando queremos desafiar a las estadísticas. Necesitamos encontrar algo que nos mueva, pero creo que la razón principal es que es mucho más fácil no desistir de una idea que amamos aún cuando las cosas no van como queremos.
Confía en tus instintos
Mi mami peca como yo de sobrepensar ciertas cosas, pero cuando se trata de su negocio veo una convicción casi total, creo que si ella le hubiera preguntado a alguien si su negocio iba a e sobrevivir al primer año, muchos le hubieran dicho que no era posible, mucha gente lo había perdido todo en la peor crisis económica en Ecuador, pero mi mamá no dejó que eso la detuviera, en vez de eso le dijo a mi pa.
“Desde hoy en adelante, no pueden faltar las tortillas en la casa.”
Y así ha sido hasta el día de hoy.
Habla de lo que haces
El que no habla, Dios no lo oye. Así es el dicho, en Ecuador diríamos Guagua que no llora, no mama.
Creo que esto es una de esas lecciones de que para ser emprendedor no se puede tener pena, hay que salir al mundo y hablar con la gente, hay que contar con entusiasmo lo que uno hace. ¿De qué otra forma va a saber la gente lo que haces?
A veces los buenos consejos son bastante simples.
Sé una buena persona e interésate genuinamente por tus clientes
A mi casa en Cumbayá llega gente todo el tiempo a comprar los productos de Doña Benny, nachos, tostadas, tortillas, una salsa, una orden de cochinilla pibil, y mi mami recibe a cada persona como si fueran sus amigos, los hace pasar a nuestra cocina si tienen tiempo, o platica con ellos unos momentos en la puerta de la casa, les pregunta de sus hijos y los escucha.
Mi mami tiene mucha empatía, y a ella le hace feliz saber que su comida hace sonreír a la gente.
No hay que preguntarse mucho porque la gente le sigue comprando a ella, aunque sus tortillas no son baratas, tienen una calidad inigualable (gente se las ha llevado a México!!!) y si a un producto sin competencia, le agregas el interés genuino por tus clientes, creo que es una mezcla ganadora.
Resilencia
Tal vez lo único que se sigue repitiendo en las historias que me cuentan, en las que veo desarrollarse ante mis ojos es la lección de la resilencia y la persistencia. No quitar el dedo del renglón, no dejarse vencer, continuar, intentar, probar, reinventarse, pero no desistir.
Vive la vida en tus términos
Mi mami tiene un negocio próspero, con mucha liquidez, pero ella no es una empresaria como uno se lo imaginaría. Vive en ropa cómoda de trabajo, que le protege del calor del comal, su cabello huele a maíz, y aunque me cueste creerlo lleva sus cuentas en su cabeza más que en ningún otro lado.
No tiene horarios fijos, puede trabajar de lunes a domingo si tiene trabajo, y puede un lunes tomarse la mañana para contarme sus historias porque ya trabajo el fin de semana.
Lo que le importa es la calidad de sus tortillas, ella dice que no quiere ser Frito Lay, que no quiere que su producto pierda su esencia. Aunque ha comprado máquinas nuevas para que le ayuden a agilizar sus procesos, ella cree que es más importante que el nixtamal se siga haciendo con maíz de la mejor calidad posible. Su competencia hace tortillas con maíz que cuesta 25 dólares, y el que usa ella cuesta 75 dólares, pero eso es lo importante en sus ojos.
Mi mama no vive en el futuro, no planea a 10 años, no hace proyecciones del negocio, vive en el presente, y si un día se le ocurre una nueva idea, como totopos de colores, le toma muy poco llevar su idea a la linea de producción, casi siempre con unos resultados buenos.
El negocio de Doña Benny ha crecido de forma orgánica, mi papá ahora trabaja a tiempo completo en la empresa, tienen una persona más que les ayuda y acabán de remodelar un pedazo de la pequeña fábrica para meter una nueva máquina tortilladora.
Doña Benny pagó por mis estudios en Alemania, y por los de mi hermano, y sigue dandole muchas satisfacciones a mi mamá. A mi me da un gran orgullo tener una mamá que ha logrado tanto, y quiero pensar que estas lecciones eran lo que necesitaba para emprender esta nueva etapa de mi vida.
Les puedo asegurar una cosa, de ahora en adelante no faltarán las historias en mi casa.
Desde algún lugar a más de 10 mil pies de altura, cambio y fuera.