Hace no mucho hubiera dicho que ser exitosa era ganar premios (y dinero) haciendo cine.
Según yo esto era cool, algo que también he tenido como una métrica sobre la vida.
Era tan doloroso el lugar desde donde salía esta definición del éxito que durante mucho tiempo no profundice en por qué estaba dejando que esto definiera mi vida.
Finalmente este año, después de terapia, coaching y perdonar, decidí darme ese gran abrazo a mi misma y decirme que soy valiosa sin importar lo que digan los demás.
Este mes cumplo 34, septiembre es mi mes favorito y quise escribir esto aquí un poco como siempre para mí, y para ti.
Definir el éxito bajo tus propias reglas es una de las cosas más liberadoras. Esto significa simplemente imaginar la vida que te hace feliz a ti. No se trata de momentos aislados en la vida, sino de cómo quieres pasar la mayor parte de tus días.
Definitivamente no quiero pasar mis días definiendo mi valor por lo que otros piensen de mi trabajo o de mi. Tampoco quiero solo trabajar hasta otro burnout…
Lo que si quiero y he definido como éxito es:
Ganar dinero haciendo algo que ame, aporte a otros (en especial mujeres) y me de flexibilidad.
Libertad de vivir en donde me guste, por el tiempo que quiera, sin atarme a ningún lugar realmente. (Eso de vivir en un solo lugar y sentar cabeza es totalmente ajeno a mi naturaleza).
Compartir la vida con la gente que me importa.
Disfrutar momentos de reflexión. No correr. Accionar con intención.
Cuidar de mi cuerpo, hacer yoga a diario, comer delicioso y sano. Darme chance de ser la que soy en cada momento. Con lonjitas o con abs fuertes, con mucha energía o con ganas de dormir.
Crear proyectos que me hagan sentir viva para mi misma y para los que quieran participar en la experiencia.
Esto suena hasta raro pero sí estoy orgullosa de la vida que he creado y de lo que he logrado, he vivido en diferentes países, me siento saludable, fuerte, tengo amigos en muchos lugares, una familia que me apoya, y la capacidad de crear negocios, oportunidades y proyectos que me importan.
Soy ya un éxito, no siento que me falta nada, y siento que hay tanto todavía por vivir, por explorar, por soñar. Me siento como un ser abundante, con amor para dar, con una vida en la que todo es posible.
Todo lo que venga es una cereza en el pastel de una vida increíble.