Hace poco leí un artículo en el que explicaba todas las razones por las que nuestra generación, la generación Millennial está simplemente agotada. Trabajamos constantemente como si fuera normal, esperado. El siempre estar ocupado es lo que está de moda. En nuestra desesperación de parecer o mantenernos ocupados la pregunta de una maestría puede escucharse como algo tentador.
Desde hace unos meses la gente me ha estado preguntando acerca de mi maestría, en dónde la hago, qué estudio, sobre todo cuando hablo de mi proyecto de realidad virtual. Pero también hay gente a mi alrededor que me ha pedido consejo sobre dónde estudiar, y qué estudiar.
Quiero contarles porque estoy estudiando una maestría, qué me llevó a hacer un estudio a distancia, invertir dinero (que bien pude haber disfrutado) y ponerme a la tarea de hacer investigación experimental (algo que nunca había hecho en la vida).
Cuando decidí empezar mi maestría me sentía como un pajarito enjaulado, en una jaula muy bonita, con un salario muy bueno, pero aún así sentía que necesitaba algo que me motivara en mi vida, que me hiciera querer salir adelante, levantarme todos los días (a las 5am) y trabajar. Para mucha gente esa motivación es sacar adelante a sus hijos, pero ya que no tengo descendencia, ni planes de tenerlos pronto, empecé a pensar en algo que me ayudara a sentirme más creativa, y que me ayudara a recordar porque había escogido mi carrera.
La idea de la maestría no era nueva, una maestría, en Ecuador, me ayudaría a poder dar clases en una universidad, algo que me parecía una bonita idea para complementar los ingresos de mi trabajo de freelance haciendo video y fotografía. Cuando por fin recibí mi aceptación de la Universidad Autónoma de Barcelona, mi situación se veía muy diferente, estaba emocionada de aprender de nuevo, de poder cometer errores, sin que me crucificaran por ello.
En realidad mi maestría es más sobre aprender, mantener la mente abierta, explorar nuevas posibilidades y darme tiempo de probar cosas nuevas. Hoy en día eso es lo único que realmente garantiza ir a la universidad, todo lo que sucederá después es absolutamente impredecible. Para muchos estudiar una maestría es una oportunidad de salir de su país, de vivir por primera vez fuera de casa, pero también existe esta idea de que una maestría hará todo más sencillo en el mercado laboral al recibir el título.
Una maestría no es la cura mágica.
La verdad es que si quieres un mejor trabajo, ganar más dinero, o quieres poder emigrar a otro país, una maestría no es la cura mágica. Si es una nueva experiencia, con nueva gente y oportunidades, pero creo que es mejor hacerlo con una mente abierta, y no con una expectativa de una vida que no puede garantizar.
Claro que hay ciertos campos donde una maestría puede hacer una diferencia real en cuanto a oportunidades laborales y salarios, pero son campos que ya son normalmente bien pagados, en donde hay poca gente calificada y que la mayor parte de la gente no tiene ganas de hacer, si estoy hablando de ingenieros, programadores, entre otros. De hecho si alguien piensa que no estudio la carrera adecuada (carrera que ofrezca un trabajo seguro) estudien programación. Es muy difícil de aprender, sí, pero una vez que lo logras, realmente encuentras trabajo en todos lados (mi esposo es programador), lo mejor de todo es que para aprender a programar no se necesita ir a la universidad, ni tener una maestría.
Volviendo al tema…
Espero que al finalizar mi maestría tenga un proyecto genial para mi portafolio, poder incluir nuevos servicios y productos en mi oferta y haber aprendido mucho, espero también poder diferenciarme de la competencia, eso sería más por mi elección de tema que por la maestría en sí.
Entonces después de que vamos a la universidad, le damos todo de nosotros (en mi caso en otro idioma que no sabía meses antes cuando hice mi Bachelor) esperamos claramente que ese diploma, nos de una ventaja en la vida, que nos lleve a la tierra prometida de el trabajo soñado, por fin seremos capaces de hacer realidad nuestros sueños. Solo que salimos a un mercado saturado, mal pagado y terminamos frustrados, desilusionados, explotados o desempleados (en el peor de los casos).
Entonces ¿qué hacer?
No tengo las respuestas, pero tengo mucha experiencia intentando cosas diferentes, equivocándome mucho. Saliendo de la universidad, no quería depender ya de mis padres, así que busque trabajo en mi campo durante 3 meses, después de haber enviado docenas de currículums y haber hecho 3 entrevistas (1 en la cual se rieron de mis expectativas de salario, no me quería pagar ni siquiera lo que ganaba siendo estudiante) decidí que no podía seguir sin trabajo y me conseguí lo que pudiera, en este caso un trabajo de asistente ejecutiva, para el que claramente estaba (en palabras de mi empleador) sobrecalificada, pero que tomé con gusto.
Después de algunos meses y gracias a que tiendo a sacar lo mejor de lo que tengo a mano, convencí a mi jefe de que me dejara hacer un video para su empresa, y trabaje como asistente/creadora de contenido durante algunos meses con ellos. Siendo extranjera en Alemania solo tenía un año para encontrar un trabajo en mi campo que me pagara el mínimo, y este trabajo no iba a ser suficiente para alargar mi visa.
Acepté que iba a regresar a Ecuador, pero en el último momento, la agencia que hacía el diseño gráfico para mi jefe, decidió después de ver mi trabajo con el video de la empresa, darme la oportunidad de trabajar con ellos y así pude optar por una visa. Tiempo después cuando esa empresa no pudo alargar mi contrato mi jefa me busco otro trabajo con una productora de comerciales, en donde me ofrecieron trabajar como líder del post-producción.
Cuando pienso en esta historia, aunque no tomé el trabajo que me ofrecieron en Alemania y decidí por razones personales regresar a Ecuador, pienso en lo que pude hacer con las posibilidades que tenía, pero también pienso que mi primer trabajo salido de la universidad no fue glorioso, no fue el trabajo soñado, era un trabajo que pagaba mis cuentas, pero fue un trabajo que aproveché al máximo, aunque no era mi posición, les ofrecí todo lo que tenía, les ofrecí soluciones, y lo hice atractivo. Me dieron una oportunidad de hacer en lo que era buena, y fue por ese trabajo, que luego se abrieron muchas otras puertas.
La verdad es que la mayor parte de las cosas que ahora uso para ganar dinero, no las aprendí en la universidad, las aprendí en la vida. Las aprendí abriendo mis ojos, escuchando, aprendiendo de cada persona con la que me encuentro que veo que hace algo de forma exitosa, a veces son cosas tan sencillas como usar el tono de voz correcto para convencer a alguien de tu idea, pero pueden ser cosas muchas más complejas.
Aprendí que en la vida profesional sobre todo hoy, hay que ser flexible, uno debe estar dispuesto a probar cosas diferentes.
Si en tu campo no hay trabajo, entonces piensa, con lo que se, qué más puedo ofrecer, en donde más puedo aportar algo. Así empieza uno a ver que somos más que nuestro título y que no nos hace menos trabajar de otra cosa.
Cuando empecé a trabajar en la Cámara de Comercio Mexicano Alemana, no tenía idea de comercio exterior, pero sabía que era buena con la gente, hablaba 3 idiomas y estaba dispuesta a aprender.Fue una de las mejores decisiones de mi vida, aprendí mucho, me convertí en una persona de negocios, y me vi en otra luz. No tenía nada que ver con lo que había estudiado, ni con mis sueños, ni con mi propósito de vida, pero me dio mucho más que dinero, y adivinen qué! También les hice un video y fotos, ahora conocen mi ética de trabajo, y lo que puedo hacer en lo que sí me gusta.
Entonces tal vez necesitamos trabajar más inteligentemente, ser creativos, en nuestra vida profesional, tomar nuevos retos, aceptar cambiar de profesiones, (aunque sea momentáneamente), y darnos chance de fallar, de que no sea todo perfecto desde el principio. Podemos hacer lo mejor de lo que se nos presenta, o sufrir porque la vida no es lo que nos prometieron.
Nuestros primeros trabajos no necesitan impresionar a nadie, ni a nuestros padres, ni a nuestra familia, ni a nuestro círculo de 500 amigos en facebook o instagram. Nuestros primeros trabajos son oportunidades de ver a dónde podemos llegar, de que podemos ofrecer, de qué tan creativos podemos ser. Si me preguntan es mejor salir al mundo y hacer algo, que quedarnos en casa, con miedo de que lo que hagamos no cumpla las expectativas de todo el mundo.
Tal vez tengamos que redefinir que es ser exitosos, encontrar carreras que nos permitan más tiempo libre, dejar la ciudad y vivir en un lugar más pequeño y barato, entre muchas otras opciones que dependerán de la situación particular de cada quien. Nunca he sido de la idea de seguir al pie de la letra el camino de la sociedad, y tal vez esa ha sido mi mayor ventaja.