Fiebre de Polaroid

Instragram, acciones en photoshop, programas y más programas que tratan de imitar el mundo análogo, pero el placer de ver una foto revelarse ante tus ojos, la expectativa de si la foto habrá salido como querías, esperar el momento preciso, la luz perfecta, el encuadre casi medido milimetricamente para por fin apretar el botón del obturador no se puede reemplazar. La era digital es rápida, ruidosa, llena de imágenes que bombardean nuestro cerebro, ya nadie se toma más de 3 segundos en mirar una fotografía.

Fotografiar con una Polaroid tiene la magia de disfrutar el momento, de no apresurarnos, de mirar con cuidado, de esperar. Tener una polaroid es darse el lujo del tiempo, y del dinero porque el film es caro y a 20 euros por 8 fotos no quieres tomarles fotos a tu gato. Sobre todo la belleza del film y sus imperfecciones es algo que ningún software nos podrá dar.

Tener una de estas camaras es para nostálgicos como yo, pero puede ser un buen ejercicio para cualquiera que quiera hacer mejores fotos. Incluso en la era digital tomar 300 fotos para sacar una buena no puede ser optimo. Tomarnos tiempo para cada foto nos ayuda a apreciar mejor las pequeñas maravillas que pasan frente a nuestros ojos.

Todas las fotos tomadas con la Polaroid 600 y Film de Impossible Project