Hace 3 semanas que regresamos de nuestro viaje épico al viejo continente, tengo todavía un cansancio que parece no querer desaparecer, aunque el jet lag se ha ido por fin, todavía estoy intentando regresar a la rutina.
Estamos entre rodajes, esta segunda parte del año se siente ruda, y también se siente inevitable, como si el documental hubiera tomado vida propia y además se hubiera apoderado de nuestras vidas. A veces siento que estoy fracasando espectacularmente, y en el mismo instante también me siento ganando en la vida, “high on life” diría el marido. Me siento fragmentada, reuniendo pedazos de mi cerebro y de mi corazón, arrastrando la cobija la mayor parte de los días, queriendo ser más de lo que aparentemente puedo ser y a la vez sí lográndolo. Logrando qué, todavía no lo sé exactamente, y es que siento que estoy pretendiendo, y luego pienso que todos estamos un poco pretendiendo saber que hacemos y hacia donde vamos. El futuro es incierto, se hacen planes, pero la vida hace lo que se le da la gana.
Estamos entre rodajes y quiero abrir mi guión del documental pero me da ansiedad, porque en este punto no estoy segura de que escribir, se siente como si el proceso de este documental fuera más bien un proceso de atrás hacia adelante, y mientras veo a mis colegas hacer muchos productos audiovisuales, más bien en una onda super organizada y productiva, mi proceso parece no tener ni pies ni cabeza. Empiezo a sentir que no se que estoy haciendo, y luego me recuerdo que tengo muy claros mis objetivos y que eventualmente cuando tenga todas las piezas el panorama se aclarará.
Nos vamos de regreso a México pronto, más pronto de lo que puedo digerir lo que ha sucedido en el rodaje anterior. Apenas estoy viendo el material, y me sonrío al hacerlo. Pienso que hay algo de magia en lo que capturé, aunque también hay mucho, muchísimo trabajo por delante. Eso debería emocionarme, la verdad es que estoy en la mitad, y siento que no tengo fuerzas para seguir.
Quisiera escribir de Alemania, y de Suiza, de lo que nos pasó y de todo lo que vivimos con nuestro peque, pero se siente redundante y repetitivo, aunque claro que no lo es. Tal vez en este momento todo lo que no sea esencial quedará relegado.
Tengo 20 videos que cortar para nuestra cuenta de insta de @corazoncitodemaiz y se siente superfluo, e innecesario, aunque eventualmente sé que estaré lista para seguir creando.
Ahora estoy en un proceso muy profundo de creación de este documental, que requiere toda mi fuerza mental y emocional. Vamos a hacer un viaje al pasado con mi madre y me siento afortunada, emocionada, y sobre todo a la expectativa. Ir al pueblo de mis antepasados como casi ultima parada del documental se siente simbólico. Es tal vez el fin de una era.
Fotos de nuestra excursión a la exposición más grande de calabazas del mundo en el castillo de Ludwigsburg.