Parece que cada día salen nuevas herramientas de inteligencia artificial, sobre todo en mi industria hay innovaciones para generar fotos, videos, textos, y además editarlos y hacer en minutos lo que antes nos hubiera tomado días de trabajo. Me he preguntado mucho qué futuro puedo yo tener en esta industria, en un momento en el que ya de por si el valor de crear imagenes está cayendo, aún más que hace unos años.
A esto se junta que estoy en un periodo de grandes cambios y transiciones en mi vida. Estoy en un momento en el que he decidido hacer borrón y cuenta nueva. Podria abandonar totalmente mi profesión, y empezar algo completamente nuevo como hacer diseño de interiores (me encantó diseñara mi casa) o crear cerámicas (Tengo algunas ideas de emprendimientos) o dedicarme a ser profesora (algo que disfruté ampliamente cuando di clases en la Universidad Jesuita de Guadalajara) pero he decidido contra viento y marea no abandonar mi profesión y más bien darme la oportunidad de sin más miramientos hacer lo que he temido todo este tiempo: dedicarme a tiempo completo a hacer cine.
Probablemente hay un poco de locura en esta decisión, probablemente la noches sin dormir y el insomnio ha cobrado algunas neuronas y no estoy pensando con claridad, o tal vez es lo más claro que he pensado en años.
Cuando alguien me dice que quiere estudiar cine, o que está incursionando en esta industria solo puedo sonreír y pensar también que de todos los que a lo largo de los años me han comentado esto, ni una sola de ellas no se ha decepcionado, quemado o buscado algo más redituable creativamente y económicamente. Es que hacer cine desde este lado del mundo no es para los débiles de carácter, no es para los que piensan que es algo glamoroso. Hacer cine es una vocación, es esa historia que no te deja en paz aunque quieras meterla en un cajón, es ese llamado a dejar que esos personajes salgan a la luz a pesar de que saber que requiere todo de ti.
Esta decisión tiene sentido a pesar de todo lo que tengo en contra, a pesar de que parece que es el peor momento para dedicarme a esto. Algunas de las razones que tengo son que a pesar de que estemos llenos de contenidos creados con inteligencia artificial, siempre necesitamos contar nuestras propias historias, y sobre todo documentar lo que sucede en nuestro mundo. Quiero documentar, quiero ir a esos lugares donde la gente está haciendo una diferencia y filmar sus rostros, no algo generado por un algoritmo, no algo ficticio, quiero contar historias reales. Creo que estamos en el punto en el que o hacemos algo radical o mejor nos retiramos del juego.
Creo que la gente verá cada vez más el valor del arte hecho por humanos, los que de todas formas no lo veían no serán mi público, pero estoy segura de que habemos muchos que queremos algo hecho con tiempo y dedicación, algo que se sienta real. No más fotos para redes sociales, no más videos para empresas que quieren algo rápido y sin corazón, no más pasar horas editando para que la gente quiera pagar centavos.
Tengo muchas razones para querer hacer cine, pero la llegada de la inteligencia artificial ha hecho que mi decisión de dejar mis otros emprendimientos sea mucho más fácil.