Esta semana empecé a dar clases de un laboratorio de creatividad, concepto y estrategia, y mientras preparaba las clases pensaba en el poco valor que durante años le di a mi niña interior, a los intereses que tenía entonces, a las experiencias que había vivido. Quería que mis alumnos exploraran su propia historia.
¿Qué hace a una buena anécdota, una buena historia? Son los pequeños detalles, las texturas, el sonido del viento en el páramo, un cielo estrellado, sentarse en el parque con tus amigas y reír.
Son las pequeñas cosas las que hacen de la vida algo increíble, sé ahora que he hecho bien en gastar mi dinero en vivir, en explorar el mundo, en ir a conciertos, museos, en cosas que me ayuden a crear.
Cuando pienso en mi vida pienso en esos pequeños momentos en que me sentí viva. Recuerdo caminar con mi mamá, mi hermano y mis vecinos por caminos de tierra en el oriente en Ecuador y ver a mi mamá recoger piedrecitas bonitas. Recuerdo sentarme en el patio de mi casa y tomar café un domingo sin prisa. Recuerdo estar parada frente al arco lista para patear el penal en el parque de mi urbanización con mis amigos (todos hombres) y escuchar como me gritaban que no matará al portero (tenía reputación de pegarles con la pelota en lugares sensibles). Recuerdo estar acostada en el pasto con mis amigas y saber que esto era la amistad, poder acompañarnos, estar juntas y no tener siquiera que conversar. Recuerdo ir en biclicleta en Alemania a mi trabajo y sentir el viento mientras pedaleaba. Recuerdo mi nariz congelada por el frío del invierno y maravillarme con los árboles desnudos sin hojas. Recuerdo el olor de la ciudad de México, bajarme del avión y sentirme de vuelta en un lugar feliz.
La vida es esto que nos pasa ahora, es el sabor de la fruta madura, y el sudor cayendo por tu frente mientras haces ejercicio. Es sentarte frente a la tele y poner tu película favorita mientras comes algo que te encanta. Es mirarte en el espejo por la mañana y saber que tienes otro día más de vida.
No terminamos de apreciar las pequeñas cosas, esperando las cosas grandes, llegar a esas metas, olvidando saborear el momento, sentir intensamente ahora, porque las metas cambian, tu planeas y el universo hace lo que se le da la gana.
Al final las pequeñas cosas, son las cosas que hacen que la vida valga la pena vivir.