La vida de muchas vueltas, y en una de estas vueltas terminé trabajando en la Cámara Mexicano-Alemana de Comercio e Industria, como asesora de socios (Una mezcla entre relaciones públicas y atención al cliente, entre otras). Tengo que admitir que además de estar sorprendida de la oferta también estaba nerviosa sobre los retos de entrar a una organización en un área con la que tenía 0 experiencia.
Pero la verdad es que no consideraba que había estado trabajando en uno de los ámbitos más competitivos, duros, machistas y complejos que existen, y las lecciones que aprendí durante los últimos años no fueron en vano.
1. A donde sea que vayas una sonrisa puede abrirte mil puertas
Me lo dijo una persona muy sabia, el ex gerente general de Phillip Morris, una sonrisa es la clave para todo.
La verdad es que no importa si estás presentando un proyecto audiovisual, o si estás recibiendo una queja, una sonrisa puede hacer una gran diferencia en como te perciben.
Soy una persona que por naturaleza sonríe mucho, pero aún cuando tengo un día en el que apenas puedo mantener los ojos abiertos, intento mantener mi sonrisa, y hasta ahora no me ha fallado.
2. Ser creativo es una cualidad extremadamente valiosa
No me gusta usar adverbios en mis textos, pero esta vez vale la pena. Ser creativo es parte de quién soy y gracias a esta curiosidad por crear y probar cosas nuevas, no me ha costado proponer soluciones y resolver situaciones.
Ser creativo tiene mucho más que ver con pensar de forma diferente, que con ser artista.
3. Organizarse = ser productivo
Cuando trabajas en una producción audiovisual cada minuto cuenta, cada momento que tienes a tu crew en el set cuesta y al momento de grabar todo tiene que funcionar como reloj suizo.
Si aprendes a organizarte serás mucho más eficiente y aunque el costo de trabajar en un set es mucho mayor, el tiempo de la gente siempre es valioso.
4. Explora posibilidades descabelladas
Cuando quieres hacer cine a veces debemos recurrir a todo tipo de maniobras para conseguir realizar nuestro proyecto. Las ideas locas se valen y son el pan de todos los días.
Tener la mente abierta y mirar donde otros no se atreverían puede llevarnos a soluciones diferentes y efectivas, sin importar el tipo de negocio en el que trabajemos.
5. Fallar no es opcional
Esta es probablemente una de las lecciones más duras. Cuando te enfrentas todos los días a gente que te dice que NO, cuando ves como tu equipo se desintegra, como tu guión es un fracaso, etc, te das cuenta que fallar es parte del proceso.
Si quieres alcanzar tus metas, fallarás, es la única forma de aprender y llegar al siguiente nivel. Mi último fallo me puso en una posición diferente, y encontré que soy mucho más de lo que los estereotipos quieren hacerme creer.
¿Cambiaste de ámbito laboral? ¿Qué lecciones has aprendido?