Monthly archives of “March 2017

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Los beneficios de vivir en otro país

En los últimos años he tenido la maravillosa oportunidad de viajar y conocer muchos países y lugares diferentes. Viajar es un privilegio, me queda claro, y por eso creo que es una inversión que nos ayuda de formas inesperadas.

 Viajar nos ayuda a crecer como personas

Puedo notar claramente cuando trato con alguien que ha viajado y con alguien que no lo ha hecho mucho. Alguien que piensa que viajar es ir de shopping a Miami y alguien que se ha ido de mochilero por Sudamérica o por Europa, alguien que ha vivido con gente de diferentes culturas, que aprendió un nuevo idioma y una nueva forma de vida. Los viajeros suelen ser más abiertos, juzgan menos. 

 Viajar te hace ser más flexible

No hay duda en mi mente, que yo podría haberme convertido en una cabeza dura. (Más de lo que ya lo soy.) Pero al viajar y vivir en otros lugares aprendí a adaptarme, a cambiar, a ser una y otra. La Cyndi de México no es la misma de Alemania, ni la de Ecuador y aún así todas son yo misma. Si no logras ser flexible, es difícil que te vuelvas un viajero real, porque viajar requiere adaptarse. 

 Viajar te hace ser menos controlador

Las maletas se atrasaron, el vuelo llegó a un aeropuerto diferente, te robaron en el tren, etc. Todos escenarios completamente plausibles cuando viajas, y si no aceptas que la vida a veces es diferente de lo que lo planeaste, te costará más reaccionar y resolver, o dejar ir lo que no puedes cambiar. Mi mentalidad viajera es dejar el control en casa, y a veces regreso y la yo controladora parece menos segura de si misma. 

 Salir de viaje temporal o permanente 

Te da perspectiva

Tu país apesta, y su gente, el transporte público, etc. ¿Suena familiar? Pero sales y te das cuenta que el mundo puede apestar de todas formas, la gente de tu país es realmente amable, el transporte público no era tan malo como creías. (Esto último me pasó cuando llegué a la Ciudad de México, ahora pienso que el transporte público en Ecuador no está tan mal…. ). 

No puedes ver el bosque por los arboles, dicen por ahí. Es más difícil apreciar todo lo bueno que tienes a tu alrededor si no hay nada con que compararlo. 

 Te hace menos prejuicioso

 Mientras más abierto estás a nuevas experiencias, más te das cuenta que la gente te puede sorprender, que los lugares que no estaban en la guía turística son los que más te gustaron, aprendes a experimentar primero y juzgar después. Comida “exótica”, nuevos deportes, nuevas formas de transporte, etc. 

 Te hace ser más creativo

Acabas de perder tu cartera con todos tus papeles, estás en Londres, no tienes ni un centavo y necesitas pagar tu cena… ¿Qué hacer? Tu cerebro empieza a funcionar en modo de supervivencia. Este escenario no es hipotético, me pasó. Me subí a un auto de policía en Londres, corrí como 2 kilometros para que me hicieran una transferencia, encontré finalmente un lugar que me daría el dinero que me estaban transfiriendo, y regresé al restaurante donde me esperaba mi mamá para pagar nuestra cuenta. Todavía no puedo creer que una patrulla en Londres me dio un ride… 

De pronto te das cuenta de todo lo que eres capaz de hacer y eso es lo más maravilloso de todo. Viajar te hace no solo salir de un lugar, te hace salir de ti mismo.

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El propósito es crear

Hay momentos en la vida, en los que todo tiene sentido, momentos de absoluta claridad. Esto fue lo que me sucedió hace un par de meses, cuando de pronto, se hizo muy claro, que mi situación laboral como freelance no era la mejor opción.

Es difícil, casi imposible, continuar viviendo y aferrarse a lo que ya no es. Los cambios son como la marea; a veces está baja y puedes ver el panorama, pero de pronto sabes que una gran ola te hundirá.

Así me sentí durante estas semanas, debajo de una gran ola, luchando por salir a tomar oxígeno.

Navegar las olas de la vida puede parecer una tarea exhaustiva, hasta que dejamos de resistirnos. La verdad es que podemos controlar muy pocas cosas en nuestra vida, para alguien que le gusta planear, organizar y controlar esto es una verdad difícil de tragar.

Lo maravilloso de esto es que no sabes en que playa desierta, maravillosa, te va a dejar la próxima ola. Si no resisto, si acepto, si confío en el universo, en Dios, si lo dejo al volante, entonces de pronto ya no me ahogo, estoy flotando. Estoy disfrutando el momento.

¿No se trata de eso la vida?

Así que estoy disfrutando de esta oportunidad que se me presentó de salir a tomar aire, a ver algo diferente, de desviar mi camino, y aunque parece heterodoxo, sé que un día veré atrás y sabré que tomar un trabajo en un área completamente diferente a la mía, fue la mejor decisión.

Como artista, creadora, el propósito es ese exactamente, crear, tener la oportunidad de seguir haciendo lo que me hace sentir viva. Mientras me gano la vida haciendo relaciones públicas y servicio al cliente, mi mente se despeja para crear, para soñar. Una vez que el dinero no es un problema, solo queda encontrar las fuerzas y el tiempo para hacer que las cosas sucedan.

 

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Escritura de guiones, la esencia de tu historia

2014, el año en el que escribí mi primer cortometraje. Cuando me decidí a escribir “El Regreso de Lena” sabía que iba a ser un gran desafío, sabía que estaba embarcándome en un viaje a lo desconocido. Era por un lado un ejercicio de exploración personal sobre mi regreso a Ecuador, por otro lado era la primera vez que le daba forma a un guión.

La historia original era un borrador patético, lleno de clichés, y de diálogo sin fondo. Mi primer intento fue malo, pero me dejó sacar todo lo que necesitaba expresar. Volqué mi nostalgia, mi sentido de perdida, mi confusión, mi frustración en ese primer borrador.

No hay forma de escribir un buen guión sin primero escribir uno mediocre. Es duro escuchar esto, pero es la realidad; el primer intento nunca será lo mejor, pero hay que hacerlo, hay que cometer errores, para poder corregirlos.

Ese primer intento casi nadie lo leyó, era demasiado básico, crudo, pero tenía un guión, tenía 12 páginas llenas de material para trabajar. La primera versión data de diciembre del 2014. Empecé a escribir en septiembre.

Empecé a trabajar en una versión lo suficiente madura para intentar filmarla, para poder presentársela a un posible equipo de producción.

Pasó algún tiempo hasta que tuve los cambios y reuní el valor para buscar un equipo. La siguiente versión es de marzo del 2015.

La escritura es una actividad solitaria, me encanta sentarme con la página vacía delante y crear. Me parece el mejor lugar del mundo, música en mis oídos y un sin fin de posibilidades.Hacer cine al contrario es un trabajo de equipo, uno de los más intensos.

Así que solo era cuestión de tiempo que alguien más fuera a entrar en mi mundo. La primera reunión de “El Regreso de Lena” fuimos 9 personas. Primero no podía creer que 9 personas quisieran apoyarme, algo había hecho bien. Ese día sábado, leímos en voz alta el guión. Sentí como si me estuvieran escarbando las entrañas, sentí que estaban viendo en los lugares más oscuros de mi alma, sentí con cada palabra, que me estaban desnudando.

Ese día el proyecto dejó de ser un sueño. Algo extraño y maravilloso pasa cuando lees un guión en voz alta, de pronto todo cobra vida. Lena había nacido, y la gente la veía, interpretaba sus silencios, su forma de mirar al cielo, su forma de bailar. Lena ya no era mía.

Este fue el inicio de lo que sería un viaje muy intenso hacia la esencia de la historia de Lena. Entre el guión original y el final hay unas 10 versiones que leí en voz alta y muchas más que jamás fueron vistas. En esas versiones cambiaron muchas cosas, pero el mayor cambió sucedió de una forma imprevista, y que aunque en el momento fue duro, ahora sé que no tendría la historia que tengo hoy, si no hubiera pasado.

Lo que pasó es difícil de contar, es doloroso. Dado que mi principal ocupación mientras estaba produciendo el cortometraje no era esa, tenía que combinarla con mi vida laboral. Así que cuando me contrataron para trabajar en Bogotá, era claro que tenía que ir a ganar dinero, el proyecto tenía que esperar. Esta fue la oportunidad perfecta para que más de la mitad del crew, actriz incluída, decidieran grabar el cortometraje, o lo que habían dejado de él, sin mí.

Cuando regrese unas semanas después y me di cuenta de lo que había pasado, supe que tenía dos opciones, dar por muerto por el proyecto o darle todo lo que tenía. En medio de la rabia y la tristeza intenté hablar con los que yo creía mis aliados, solo para escuchar que mi versión del cortometraje no era buena que era superficial, que el diálogo era superfluo, que no sabía escribir y debía dejarle ese trabajo a alguien más experimentado.

Escuchar esto fue difícil, pero lo tomé como un reto. Hablé con Carlos y Marcela, que habían sido parte del equipo original, y les conté lo que había pasado. Ellos me apoyaron, y por eso, les estaré eternamente agradecida.

Con un poco de soporte moral de amigos y familia, todavía con la sangre hirviéndome decidí tomar muy en serio los comentarios de mi guión. Hice lo único que podía para todavía filmar el guión y que Lena pudiera ser vista por el mundo. Le quité a la historia todo lo que no era esencial, por un lado sería más fácil de filmar y por otro lado me demostraría que mi historia no era superficial, que había substancia detrás de todos mis errores.

El guión final de Julio del 2015 tiene 6 páginas. Quité escenas enteras, personajes y la mayor parte del diálogo.

Justo al mismo tiempo, finalmente mis esfuerzos por conseguir una cita con el Director del Ballet Nacional rindieron fruto y conseguí lo que necesitaba para salvar el proyecto.

Hoy la historia de Lena es uno de mis grandes logros. Porque dejé la historia en los huesos. Le quité todo lo que no fuera esencial. Acciones y no dialogo, juegos de tomas para decir más con menos.

Los invitó a darme su opinión. ¿Funcionó?