6 de enero del 2016, día de Reyes, Cancún, México.
Por fin después de meses de preparación había llegado el día de nuestra boda. Fue un día muy agitado. Antes de salir a la peluquería a que me pusieran muy guapa, recogimos todo en el hotel de la ciudad, para ir al hotel donde ser haría la boda. Gracias a la magia del internet encontré una peluquería que me gusto y que tenía buenos comentarios y un par de días antes de la boda, hable con la maquillista e hice la cita para el 6.
Mi mamá me acompañó y le hicieron un peinado que me hizo acordarme de mi querida abuelita que nos cuida desde el cielo. Salida de la peluquería, rogando que el calor no derritiera mi cara, tomamos las maletas y nos fuimos al hotel. Ahí comimos algo pequeño para no desfallecer y luego en nuestra habitación nos vestimos y nos preparamos.
A las 5 de la tarde estábamos ya casi todos en la playa. El fotógrafo empezó haciendo un par de fotos mías, porque mi esposo, como siempre, tenía que hacerse esperar. Mientras tanto los invitados se tomaban la foto del recuerdo para nuestro álbum con una Fuji Instax Mini en color rosa.
Finalmente llegó el novio y pudimos tomarnos las fotos con los invitados con el fondo del mar.
De pronto todo me pareció surreal, nunca hubiera soñado que mi boda fuera a ser en un lugar de ensueño, rodeada de la gente que más quiero. No podía dejar de sonreír. El sol se ocultaba en la Riviera Maya.
Los invitados tomaron sus puestos para la ceremonia y yo tuve que hacer algunos trucos para caminar con mi vestido en la arena y sin zapatos.
Mi esposo me hizo llorar cuando leyó sus votos, el maquillaje todavía aguantó. Tuvimos una ceremonia muy emotiva, y llenamos en una botella arena de dos colores simbolizando nuestra unión. Fue exactamente lo que queríamos, estar cerca del mar, con Dios y la gente que queremos como testigos de nuestro compromiso.
Ya había oscurecido cuando salimos hacia la recepción, para nuestro primer baile que habíamos ensayado durante semanas y que obviamente no salió como nos hubiera gustado, pero ni modo. Luego bailamos con nuestros padres.
Mi papá hizo un brindis y nos sentamos a esperar la deliciosa comida que no pude ni probar de la emoción. Lo mejor de todo fue poder bailar y bailar y celebrar. No se todavía como logré saltar y bailar con tacones de 12 cm.
Hubo pastel, barra libre, y una novia que al final de la velada se tiró al piso de la risa. Fueron horas muy especiales, me siento bendecida porque marca una nueva etapa en nuestras vidas y pudimos hacerlo a nuestro modo con gente maravillosa.
Fotografía por: César Rioja
DJ: Audio Cancún
Flores: Flores del Sureste (Cancún)
Pastel de bodas: Meal Sugar (Cancún)
Ceremonia Simbólica: Karla Sandoval (Cancún)
Anillos: Gina Grey (Ecuador)
Vestido de la Novia: BHLDN (USA)
Zapatos de la Novia: Buffalo (Inglaterra)
Peinado y Maquillaje de la Novia: Auvi Beauty Accents (Cancún)
Traje del Novio: Dormel (Ecuador)
Camisa del Novio: Hugo Boss (Alemania)
Zapatos del Novio: Ponti (Ecuador)