Es el día 12 de nuestra travesía por Europa, salimos de Quito a Amsterdam un viernes por la tarde emocionados de regresar al viejo continente. Nuestro viaje ha incluido hasta ahora Amsterdam, Milán, Nápoles, Stuttgart y Utrecht.
Justo antes de salir de casa recuerdo haber tenido esta sensación de que iba a ser un largo viaje y el deseo de poder llevarme mi cama. Después de tantos años de ir y venir sé exactamente a lo que me expongo en estos largos trayectos de conocer y viajar. A veces uno tiene que pasar por incomodidades durante muchas horas antes de llegar a ese lugar que uno ha visto solo en libros y en fotos.
¿Vale la pena? Estoy aquí con los ojos medio cerrados, con un dolor de cabeza como si hubiera bebido 3 días seguidos y muriendo por dormir en mi cama. Vale la pena, siempre.
No siento que sea una cosa que todo el mundo quiera hacer, volar 15 horas, arrastrar maletas, dormir un poco, seguir viajando, perderse, intentar ubicarse para por fin llegar a tu destino. Pero las maravillas que uno llega a experimentar me hacen no querer quedarme en la comodidad de mi país. Como todo en la vida, las cosas que nos hacen crecer, ser mejores van a costarnos sudor y a veces hasta lágrimas.
La emoción de por fin estar parado en ese lugar que solo podías imaginar solo puede ser igualado a todo lo que pasaste para llegar.
Saludos desde Amsterdam.