Durante los últimos meses he entrado en un periodo de cambio intenso. Hace unos días terminé mi primer semestre de mi maestría de Estrategia y Creatividad Digital en la Universidad de Barcelona, un master a distancia que me encanta y ha sido intenso por no decir ha sido una maratón. Entre el trabajo y el estudio ya tenía bastante en mi vida, pero como creativa inquieta que soy, mis proyectos personales también querían tener su turno, y me cuesta decir que no.
Si a esto le sumo todo el contenido que consumo: blogs, Youtube, Medium, libros, audio-libros, podcasts, siento que mi cerebro se está derritiendo. Como si esto no fuera poco la presión de tener la presencia en línea perfecta tampoco me daba un descanso. Obviamente en algún momento empecé a sentirme muy ansiosa, de pronto me falta el aire, y no podía dormir, quiero desaparecer un segundo.
Y eso es exactamente lo que haré, me tomo un sabático de las redes sociales, de querer tener la vida perfecta. No quiero vivir mi vida con los ojos pegados a una pantalla, no quiero sentirme vacía de inspiración, no quiero practicar las miles de rutinas para gente exitosa, no quiero escuchar ni leer más contenidos que prometen ayudarme a conseguir todo lo que quiero.
Quiero tener tiempo para ver por la ventana, de respirar en calma, de caminar sin rumbo. Siento que mi camino este año va a cambiar mucho, también siento que necesito encontrarme a mi misma de nuevo de entre el ruido.
Me encanta inspirarme con lo que hacen los demás y ver todas las maravillas que se crean a diario, pero no quiero ser esclava de todo el contenido que quieren que consumas.
Desde hace años no tengo la aplicación de Facebook en mi celular, ni Twitter, pero hace dos semanas borre Instagram también. Los primeros días han sido raros, intentando distraerme en el elevador viendo fotos de mis amigos, en vez de eso me doy cuenta que tengo tiempo para pensar, tengo tiempo para imaginar. Ya no me siento a comer y le tomo una foto a mi comida, me siento a disfrutarla desde el principio, definitivamente tengo más tiempo para mi.
Empiezo a ver que lo que tenía era un problema de adicción, porque me entretenía en lugar de sentir, en lugar de imaginar, en lugar de pensar por mi misma.
Voy a tomarme un tiempo para ser y compartir con la gente de verdad, cara a cara, con abrazos, risas y conversaciones íntimas. Cuando el ruido pase entonces volveré, seguro, pero en mis términos, usaré la tecnología a mi favor, en lugar de ser adicta a ella.
Cambio y fuera desde Venus.