Hace algunos años leí una teoría en un libro de René Brown sobre los procesos creativos y como el día 2 (o la mitad del proceso) suele ser la parte más compleja. Ahora que estuvimos enseñándole a nuestro peque a usar el baño me volví a encontrar con un proceso que también tiene el temido día 2.
Pasar por este día con mi pequeño niño no fue lo más agradable en el proceso de que dejara el pañal. Ya había pasado el momento en el que lo felicitamos y le dimos su regalo de despedida, ya la novedad de hacer sus necesidades en el nuevo lugar empezó a sentirse “serio” y no como algo temporal. Había un cambio palpable pero los resultados todavía se iban a tardar en llegar, entonces mi pequeño estuvo muy frustrado, enojado, sensible, y claramente cansado o en otras palabras hasta la madre. Una buena parte de él quería regresar a la comodidad del pañal, a lo conocido, aunque literal fuera una mierda. Pero el sabía que nosotros creíamos en él y además el quería la recompensa de poder jugar con sus autos de niño grande a los cuales no tendría acceso si regresaba al pañal. Fue un día duro, durisisisimo, tuvimos una gran victoria en la noche pero aún así terminamos agotados. El siguiente día fue notable que algo había cambiado, de pronto regresar ya no era una opción, y eso eso sí que da miedo. El tercer día fue el día más largo de su corta vida, se despertó ansioso a las 4:45 am y se durmió hasta las 9:30 cuando su cuerpo no pudo más. Hubieron gritos, pataletas, comió poco y estuvo en general mal genio, aún así era obvio que estaba ya en buen camino a dejar los pañales. Finalmente al cuarto día no tuvo ningún accidente y la vida comenzó a encaminarse a una nueva normalidad.
Todo esto me hizo pensar en mi propio camino para convertirme en cineasta. Creo que había estado como mi niño, intentando sin intentar por mucho tiempo. Sólo ahora que simplemente me lancé sin plan B es que empecé el proceso real. Desde que comenzó el año he estado en lo que llamo el día 2.
El día 2 empezó cuando después de meses de negociaciones logramos consolidar la participación de un personaje muy importante para el documental y además gastamos la mitad del presupuesto para poder realizar la filmación. A la vez le metimos todo a los fondos de fomento, contratamos una asistente de producción y empezamos a apostarle con fuerza al proyecto. Ahí en esa intensidad nos ganamos una beca de la escuela de distribución de cine de Ecuador, y todo comenzó a volverse serio. Empiezan a ver las similitudes, espero. Si lo ven saben que lo que viene no es agradable.
Durante estos meses he estado de genio. Molesta, desganada, desmotivada, dudosa, culposa, y queriendo meterme debajo de una roca y desaparecer, pero no puedo porque estoy en la mitad, estoy en el día 2, el día de no retorno. Quiero llorar de emoción pero también siento que voy a vomitar de la ansiedad algunos días. Hago progreso, me envían una música hermosísima para el documental, y siento que esto puede ser aún más increíble de lo que jamás imaginé. Alguien más se suma a nuestros esfuerzos, una nueva idea rompe otro esquema obsoleto en mi mente, pero hay resistencia de mi parte, dudo, quiero decir esto no vale la pena, pero ya no puedo, algo ha cambiado, todavía no se ven los resultados, pero es palpable el progreso. Creer en mi misma y en este documental me ha cambiado la vida, de una forma ya irreversible. Estoy en el día 2, entre temerosa y esperanzada, entre cabreada y emocionada, sin saber como voy a resolver la mitad de los líos en los que solita me he metido, pero con la convicción de que puedo encontrar esas respuestas.
Solo puedo confiar en que como mi niño al final del proceso habré dejado mucha mierda atrás y todo habrá valido la pena.
Desde el satélite de Venus, cambio y fuera.