En el ombligo de la luna, aprendiendo lo que ya sabía. Cada ciudad nueva, cada salto al abismo, a lo desconocido, es un recordatorio de que soy simplemente humana. Estos viajes me desmembran, me deshacen, y me recomponen.
Después de dejar lo material, se dejan las máscaras y quedamos así como somos. Limpios.
Comenzar de nuevo, de cero. Reconocernos, reinventarnos, de alguna forma revivir.
México significa “en el ombligo de la Luna” y proviene del Náhuat “Metztli” (luna) y “xictli” (ombligo).