Monthly archives of “November 2016”
La Ciudad de los Excesos
En poco tiempo cumpliré mis primeros 6 meses en Ciudad de México. En 6 meses he visto muchas cosas de la ciudad, pero en realidad no he visto nada. Llegar a esta ciudad en este punto de mi vida tal vez era exactamente lo que necesitaba.
Vivir en una de las ciudades más grandes del mundo (21 millones de habitantes y contando) tiene sus ventajas. Después de vivir en ciudades relativamente pequeñas por los pasados 28 años de mi vida hay que acostumbrarse a que aquí siempre hay gente en todos lados, y parece ser una de esas ciudades que no duermen y no descansan nunca. He salido temprano en la madrugada a trabajar y había gente, y me he quedado hasta tarde con amigos y hay gente. De hecho a las 6 de la mañana parece ser un tiempo interesante, donde se cruzan los que se quedaron de parranda toda la noche y de los madrugadores.
La gente en México trabaja mucho, o por lo menos pasan mucho tiempo en sus trabajos (horas nalga les dicen). En los últimos meses he trabajado hasta pasada la media noche, sábados y domingos, en la madrugada y así. Parece que hay una epidemia a nivel mundial de estar disponible a cualquier hora del día, pero nunca había tenido una experiencia tan extrema. He tenido dos trabajos, conseguido un departamento, amoblado toda una casa, empezado un diplomado master en cinematografía y además lancé un canal de Youtube. (Hasta escribir esa oración me hizo sentir mareada).
La comida en esta ciudad es de las mejores cosas y una de las razones por las que probablemente no caí muerta de cansancio. Puedes comer casi cualquier cosa que se te antoje, hay de todos precios, para todos los gustos. Solo en mi vecindario tengo acceso a tacos, hamburguesas artesanales (para morirse), antojitos de Yucatán, pizza estilo gringo (baratísima y buenísima), comida italiana, tacos árabes, y hasta un restaurante de comida alemana. Pero sorpresa, no he tenido los mejores hábitos alimenticios, con consecuencias no muy buenas.
Uno no puede aburrirse en esta ciudad, es genial, me encanta, todo lo que se puede hacer, todo lo que quiero ver. Solo esta semana estuve en la Cineteca Nacional, un lugar maravilloso, sacado de mis sueños aparentemente, cine independiente, nada de cosas hollywodenses sin fondo, a precios tan asequibles que podría vivir ahí, un lugar donde además de la selección de películas tienen pequeños cafés y tiendas de cine.

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Hace no mucho se filmó una película de James Bond en el Zócalo y con algunos de los props de la película se organizó ese noviembre un desfile precioso de día de muertos. Gente y más gente simplemente celebrando la vida y la muerte. Hasta tuve mi transformación en catrina por 5o pesitos.
Así que después de tanta diversión y tanto trabajo y tantas semanas sin parar, caí casi muerta hace unos días. No podía levantar ni la cabeza de la almohada. Me sentía como si un huracán me hubiera pasado por encima. Claro el huracán llamado Ciudad de México.
Y después de todo esto estoy contenta de haber dado el salto y haberme arriesgado. Desde el 9no piso puedo ver toda la inmensidad de esta ciudad. Me he dado cuenta que si quiero seguir en esta carrera tendré que detenerme. Sí eso detenerme y cuidar de mi misma. Durante los próximos meses continuaré con mi canal de Youtube para mujeres creativas, y pondré las bases de lo que espero sea en unos años mi principal fuente de ingresos, empezaré oficialmente a ofrecer mis servicios de producción de video en algún momento…
La lección de estos meses ha sido clara, el cambiar de ciudad no arregla los problemas, solo los vuelve más visibles. Claramente tengo una tendencia a excederme y en esta ciudad no ha sido nada difícil.
Reunión de trabajo, una sala llena de hombres y yo
No será la primera vez, y no será la última que tengo que asistir a una reunión de trabajo dominada por el sexo masculino. La secretaria una joven de sonrisa amplia abre la puerta y en la sala encuentro a muchos hombres de 40 para arriba. Mi aspecto es el de siempre cuando voy a una reunión de negro casi completo excepto por el blazer rosa mexicano (como mi pelo).
Es difícil no sentirse intimidada, es difícil no sentirse extraña, fuera de lugar, y es más difícil aún aparentar completa calma y control, pero algo que he aprendido es que no pueden ver un milímetro de debilidad. Has entrado a la jungla.
Así que pongo mi mejor cara, me siento bien, la reunión procede. Gracias a Dios voy con otras dos mujeres mayores y más experimentadas pero seguimos siendo la minoría. Solo una de nosotras parece estar al mismo nivel que los hombres en la habitación. La respetan y siento que hay esperanza.
A mi a duras penas si me miran o me hablan, podría ser una secretaria, aunque no lo soy.
Al finalizar la reunión nos despedimos, la reunión se acaba y puedo relajarme.
Antes de irme alguien me dice que le gusta mucho mi color de cabello, es la primera cosa que me dicen de forma directa y tiene que ver con mi aspecto, probablemente sin el cabello rosa no me hubieran ni dirigido la palabra.
Sé que esta no es una situación aislada, cada vez que salgo al mundo a presentar mis proyectos, a pedir apoyo, a vender una idea me encuentro en una sala llena de hombres. Veo en sus ojos una cierta incredulidad. Todas las entrevistas de trabajo que he tenido han sido con hombres. Hombres y más hombres que deciden, deciden si darme una oportunidad, deciden si seré capaz.
Esta situación nunca me ha detenido de ir a buscar las oportunidades, porque este es el mundo en el que vivimos, pero sueño que un día pueda entrar a una sala y vea hombres y mujeres por igual, de diferentes edades, cada quien tranquilo con su lugar en el mundo.
Pero por ahora me enfrento a una sala llena de hombres en trajes oscuros, es intimidante, pero jamás me detendrá.