Ayer participé el un encuentro preparatorio para mejorar la ley del cine ecuatoriano. El objetivo de este encuentro es reunir las opiniones e inquietudes del gremio y hacernos parte del proceso.
Como lo expusieron los panelistas, Juan Martín Cueva, Jorge Luis Serrano y Camilo Luzuriaga, esta ley defectuosa ha permitido que la producción nacional pase de un par de películas al año a un promedio de 13 películas estrenadas al año. Nada mal para un país que hasta hace poco no aparecía en el mapa de la cinematografía mundial.
Buenas noticias por un lado, y desafíos por el otro. El cine en Ecuador a pesar de todo todavía no tiene la experiencia de otros países de la región con larga trayectoria como Argentina, Brasil, México. Es por esto que una reforma de la ley es necesaria para tratar temas complejos.
De estos temas el que ayer fue más discutido fue el de la regulación y control a las pantallas que exhiben películas, ya sea en salas de cine, como en televisión o en internet.
En el caso muy particular de las salas de cine su contenido no está regulado de ninguna forma. Los únicos organismos a lo que rinden cuentas son al SRI y a las alcaldías. Y aquí tocamos el punto más crítico al que se enfrentan los cineastas ecuatorianos actualmente: la distribución.
Estrenar una película en Ecuador por lo que dijeron mis colegas ayer es una tarea titánica. No sólo las salas no están dispuestas a proyectar las películas producidas nacionalmente, sino que cuando alguien consigue hacerlo las condiciones no son las mejores. Horarios y tiempo de permanecía hacen que las películas Made in Ecuador sean prácticamente invisibles.
El siguiente desafío es la idiosincrasia del ecuatoriano que ha crecido creyendo que todo lo extranjero es mejor que lo nacional, y ese problema no se puede tratar en una ley, pero claramente se pueden implementar políticas desde los ministerios de cultura y educación para que desde la infancia se les enseñe a los ecuatorianos a valorar las cosas hechas en su país.
En conclusión hacer cine en Ecuador es una tarea que parece imposible, sin apoyo privado y tan solo con los fondos de el CNCine, Ibermedia o similares. Por si esto no fuera poco una vez que el proyecto está finalizado es igual de difícil o aún más hacerlo visible.
El cine en Ecuador tiene calidad, pero es hora de que los propios ecuatorianos pongan de parte y exijan películas de calidad hechas en Ecuador. Obviamente las leyes deben de ser modificadas, pero si todos no aportamos con nuestro granito de arena, nos quedaremos sin memoria colectiva propia que es lo que construye el cine.
Los invito a ver menos Hollywood y más cine de Ecuador, aunque pruebe ser difícil.